La Diva de la Banda
Los Rivera no triunfamos por arte de magia













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La intérprete Jenni Rivera ataca a quienes vinculan su éxito y el de su hermano Lupillo con el narcotráfico, y asegura que la pobreza que marcó siempre a su familia fue el motor que los impulsó a superarse

Ramón Inclán,
  Redactor de Espectáculos

Miércoles, 08 de agosto de 2001
















Poseedora de un canto vigoroso y bravío, con canciones de "amor a los hombres y contra ellos", en sus interpretaciones personales Jenni Rivera es una combinación de estilos a lo Lupita D'Alessio y al modo de Paquita la del Barrio, con una voz que recuerda a Chayito Valdez (aunque con más potencia).

Cualquiera que escuche sus letras podría afirmar que Rivera es una especie de defensora de la independencia femenina. Pero, en contraste con lo anterior, esta intérprete es también una mujer muy sensible, que no puede evitar que las lágrimas broten de sus ojos en plena entrevista cuando recuerda ciertos pasajes dramáticos en su vida que templaron su carácter y la han llevado a logros importantes en su carrera.

Hermana de Lupillo Rivera, el joven cantante que en corto tiempo ha escalado en popularidad y en ventas de discos y que es --según sus propias palabras-- motivo de mucho orgullo para la familia, la intérprete recuerda ahora algunas instancias de su niñez con cierta nostalgia.

Rivera explica cómo su hermano, durante algún tiempo, trabajó con su padre en campos agrícolas cercanos a Fresno, y haciendo memoria agregó: "Nos criamos en un ambiente de pobreza, pero aprendimos a ser muy trabajadores. Mi madre trabajaba en una fábrica y los demás hijos recogíamos botes de aluminio en las calles para venderlos. Yo estudiaba, pero a la vez trabajaba como baby-sitter, cuidando a Juan, mi hermano menor, porque no había dinero para contratar a una persona que lo cuidara".

"Por eso", recalcó Jenni, "para Lupillo y para mí, que somos artistas, es muy doloroso que haya versiones de que nosotros hemos salido adelante de casualidad... Los Rivera no triunfamos por arte de magia, o porque nos dedicamos a la venta ilícita de no sé cuántas cosas. Todo lo contrario; no solamente no somos narcotraficantes sino que integramos una familia de mucha lucha, a quienes nuestro padre, Don Pedro Rivera, nos inculcó ser honrados, humildes y trabajadores".

Ofensas

Haciendo a un lado esas ofensivas versiones, Jenni se refirió a que la familia Rivera atraviesa actualmente por una etapa feliz y ha dejado atrás los años duros. "Mi padre es uno de los productores más importantes en el mercado discográfico de música regional mexicana y propietario de Cintas Acuario; a Lupillo y a mí nos está favoreciendo la suerte en nuestras respectivas actividades profesionales".

"En cuanto a mí", prosiguió la intérprete de canciones con bandas o con conjuntos norteños, "yo también pasé por cosas muy duras. Fui madre soltera y dejé el hogar paterno a los 15 años, y después viví un tiempo en un garaje frío con mi hija mayor, que entonces tenía 4 años; yo estaba embarazada de siete meses. Por ser muy orgullosa, no regresé al lado de mis padres en esa dura etapa, en la que el que era mi marido me había corrido de la casa".

En ese recordatorio del drama familiar, Rivera vuelve a derramar unas lágrimas, pero se repone inmediatamente y dice: "Ahora ya no vamos a tener que vivir en condiciones como ésas, ni siquiera en una casita".

Es cierto, la familia Rivera acaba de adquirir una amplia propiedad en el sur de California, hecho que para Jenni es "una gran realización personal, máxime cuando mi propia hija mayor me dijo: `Gracias mamá, porque ésta sí es una gran casa, no como aquel garaje en el que vivíamos'".

En lo profesional, ¿qué tienen en común Lupillo y tú?

Que ambos somos originales en nuestros cantos. No copiamos a nadie. Somos los mismos arriba que abajo del escenario, sin fingimientos de ninguna especie. Y en nuestro trato con la gente nunca adoptamos poses de superioridad, pero sí de seguridad en nosotros mismos.

Los dos cantamos buscando siempre satisfacer al público que nos sigue. Para Lupillo y para mí, la gente que nos aplaude y nos quiere tiene prioridad hasta en escoger lo que cantamos, ya que de acuerdo con tantas peticiones que surgen durante nuestras presentaciones recogemos el sentir popular. De ello deriva después el repertorio en cada disco.

Habiendo tanta afinidad entre ustedes, ¿por qué surgen versiones de que existe rivalidad?

Porque nunca faltan personas de mala onda o "gachas" que buscan crear conflictos en los demás. Con nosotros fracasan esos intentos porque somos una familia muy unida, en la que nos ayudamos unos a otros. Por mi parte, todo lo bien que le va a Lupillo, me hace muy feliz, ya que lo quiero fraternalmente y me consta lo mucho que ha luchado para llegar adonde está. Y creo que de su lado es algo similar hacia mí.

Incluso, en mi nuevo disco Querida socia incluí un corrido que él compuso expresamente para que yo lo cantara, Agente de ventas. Y aún más, la semana próxima vamos a grabar en México un video donde cantaremos juntos el tema Que nos entierren con la banda.

¿No les causará eso un conflicto de intereses entre las compañías discográficas [Jenni es de Fonovisa y Lupillo de Sony]?

Esperamos que no, puesto que la producción no les costará a ellos, sino que el dinero lo pondrá mi padre. Se trata de un homenaje a él, por su propia idea, y lo haremos precisamente porque Don Pedro manda en nosotros. Es un gusto que él quiere darse y desde luego que se lo vamos a dar, pase lo que pase, por el valor sentimental que eso representa.

Si por cuestiones de intereses comerciales no podemos distribuirlo en Estados Unidos --aclara con énfasis-- entonces lo proyectaremos en la televisión de México.

En la charla, el actual esposo de Jenni Rivera, Juan López, no se despega por un segundo de la intérprete. Al decir de la cantante, Juan es una persona sencilla y buena, y cuando ambos se conocieron les flechó cupido de inmediato. "Después de una actuación, él me abordó en calidad de fanático y me pidió un autógrafo", recuerda Jenni. "Lo miré y me gustó, y al firmarle una dedicatoria, le agregué mi número telefónico. Ahora tenemos una niña de 3 años y un niño de 5 meses".
















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