La Diva de la Banda
Fiesta de consentida













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El concierto de Jenni Rivera el domingo en el Ford fue más bien una celebración, en la que estuvo rodeada de familiares y fue aplaudida por sus admiradores

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El mariachi fue sólo uno de los acompañamientos que tuvo Jenni Rivera el domingo en el Ford

El domingo pasado, la consentida de la dinastía Rivera, Jenni, celebró a lo grande su cumpleaños número 34 con un magno concierto en el Anfiteatro Ford de Hollywood, donde demostró por qué es y sigue siendo La Diva de la Banda.

Al pisar por primera vez el escenario del anfiteatro como único estelar, la cantante dio rienda suelta a sus cualidades vocales acompañada de banda, grupo norteño, mariachi y lo último en regional urbano.

Por si eso fuera poco y anticipando un próximo trabajo honró a su segundo idioma entonando varias canciones en inglés, que el público bailó, coreó y aplaudió hasta más no poder.

Quiero grabar un disco hip-hop y R&B, es algo que creo que puedo hacer porque hay un espacio abierto para una artista mexicana con la que el público se puede identificar, dijo ya finalizada su actuación mientras recibía abrazos y felicitaciones por su cumpleaños y un exitoso concierto.

Antes, Rivera ofreció un recorrido musical a todos los angelinos que se dieron cita para celebrar el natalicio de su artista favorita en el concierto que sirvió como su fiesta oficial de cumpleaños.

Aunque no hubo pastel ni velitas que apagar, no dejaron de llegar los regalos tanto del público hacia ella como de ella a sus seguidores. Después de calentar motores con una pequeña introducción por parte del grupo regional urbano Akwid, comenzó la gran fiesta.

Mostrando su nueva figura en un revelador y moderno atuendo de pantalones entallados negros y un brassiere rojo brillante, Rivera salió sonriente a la tarima para interpretar Jenny From the Block.

Acompañada de un grupo de buenos bailarines, la mimada del patriarca Pedro Rivera calentó motores con el sencillo que reveló Jennifer López unos meses atrás, sólo que en esta actuación, el toque mexicano y único de Rivera estuvo siempre presente.

Ese fue el comienzo para desarrollar el plan que llevó alrededor de dos meses de preparación, innumerables ensayos y una infinidad de detalles ultimados.

Fue mucho trabajo, pero estoy contenta de que por fin lo haya hecho. Ojalá que pueda tener una gira y que pueda ofrecer este concierto en otras partes de Estados Unidos, expresó a La Opinión tras bambalinas.

La fiesta de cumpleaños oficial no se podrá reproducir en ninguna otra parte del país, ya que en Los Angeles la intérprete compartió con toda su familia y con la gente que la vio nacer como artista una noche conmovedora y llena de sentimiento.

Todos los miembros de la dinastía Rivera a excepción de Lupillo que se encontraba trabajando fuera de Los Angeles llegaron como invitados especiales a felicitar a Jenni, pero más que eso a aplaudir a la artista que se mostró dueña y señora del escenario.

En primera fila estuvo Don Pedro, acompañado de su fiel esposa, Rosa Amelia, admirando a su consentida y sonriendo a los gritos de: ¡Suegros!. Mientras que a unos cuantos asientos, Pedro Jr., Juan y Gustavo recibían saludos de cuñados tanto de hombres como de mujeres. Juan subió al escenario para cantar a dúo con su hermana Que me entierren con la banda y saludar a todos los jaliscienses presentes.

Ese fue el primer regalo de la noche. Luego llegaron las flores de su madre, el beso de su progenitor y la entonación del Happy Birthday por parte de sus invitados: su público, antes de que la más loca de la familia comenzara el recorrido musical.

El repertorio incluyó temas como Querida socia, Las malandrinas y La Chacalosa que obtuvieron porras y aprobación de la audiencia, en su mayoría femenina.

La artista agradeció cada aplauso, cada grito y coqueteó con cada chiflido que se escuchó durante la noche. También, agradeció el sinnúmero de regalos que llegaron a sus manos: desde una cerveza, un ramo de flores, peluches, una sudadera y joyas, hasta dinero, que los hombres colocaron en su liguero mientras cantaba La papa sin catsup de su última producción, Homenaje a las grandes.

Rivera complació a su público interpretando temas tan difíciles como Cucurrucucú paloma, que hiciera famoso Lola Beltrán, Juro que nunca volveré, de Juan Gabriel, y Ese hombre, que identificó a Lupita DAlessio años atrás.

Justo cuando honraba a Beltrán, el revelador vestido negro adornado con tulipanes blancos de talle verde que portaba la cantante se le abrió en la espalda y su diseñador tuvo que subir corriendo al escenario para evitar que sucediera otra cosa.

Mientras los hombres pedían que modelara dándose una vuelta de 360 grados, el modista buscaba impaciente un alfiler de gancho para cerrar el vestido de nuevo. Afortunadamente, la señora Rivera como siempre bien preparada, salvó la situación, entregando al diseñador un broche para asegurar el vestido.

Voy a tener que encuerarme, advirtió durante la situación, pero ésta no fue la única vez que requirió un cambio de ropa ni de ayuda para cubrirse. Por supuesto, los hombres más que contentos se ofrecían a ayudar a la cantante.

Después de un intermedio de alrededor de 20 minutos que sirvió para cambiarse de vestuario, la fiesta siguió con canciones como Angel Baby, Hacer el amor con otro y Where Did Our Love Go? honrando a Diana Ross, su cantante favorita en inglés.

Sin lugar a dudas, la más pedida fue A escondidas, que interpretara Marisela en su época de apogeo, pero ninguna canción logró lo que Homenaje a mi madre.

La canción, escrita por la intérprete para rendir tributo y reconocer los logros y sufrimientos de su madre, fue el punto emotivo de la noche.

La artista bajó del escenario para cantarle de cerca a la mujer que la trajo al mundo y que ha sido su más fiel amiga. Don Pedro, sentado a un lado de la señora Rosa Amalia, no pudo contener las lágrimas que finalmente dejó correr por su mejilla. Jenni, a su vez, con el llanto contenido en los ojos y garganta, dio las gracias a su madre antes de envolverla en un reboso blanco, proseguir con un fuerte abrazo y limpiarle el rostro a su padre.

La noche no era para estar triste sino para entregar regalos y sorpresas, como el dueto con Tomás Rubio, locutor de KBUE 105.5 FM (Qué Buena), a quien acompañó en la interpretación de Sin ti.

La cantante devolvió cada muestra de cariño con un: I Love You, too y regalando varias de sus prendas. Entre ellas dos pares de aretes, una tejana, dos gorras y muchos, pero muchos besos y abrazos a cada uno de sus seguidores que se acercaron al escenario para hacer su sueño realidad: tocar a su artista preferida.

Mi primer concierto y con mi gente de Los Angeles. La gente que me vio nacer artísticamente, la gente que me ha apoyado siempre. Me siento muy feliz, dijo.

Tras recibir una ovación de pie por parte de sus seguidores que entonaron Las mañanitas bajo la luz de la Luna y las estrellas, la niña mimada de la dinastía Rivera confirmó una vez más que continúa siendo la consentida y el orgullo no sólo de Don Pedro Rivera, sino de Los Angeles.
















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